La Verdad
El Sueño llego a todos los hogares como una suave brisa veraniega y bajo la sabanas se durmieron los niños y los niños grandes y los abuelitos chicos. Y nadie despertó jamás de aquel maravilloso sueño que era la muerte.
Aquella noche Violeta entró en su gran vehículo verde, encendió el motor y comenzó a recorrer aquel desierto de injusticias, de sueños infinitos y de soñadores infinitos. El silencio rellenaba huecos inmensos, y entre los huecos algún loco se quedaba dormido para siempre o le cantaba una nana a otro loco para que se durmiera en aquel silencioso desierto.
Un centenar de conductores todos dispuestos a cantar todas las nanas del mundo seguían a Violeta en sus grandes vehículos verdes.
A lo lejos el Rey de los Sueños estaba despierto y se dijo lanzar una nana al mundo para que todos los hombres y mujeres durmiesen para siempre y nunca despertar, y apreto el mágico botón grande y rojo. Y el Sueño llego a todos los hogares como una suave brisa veraniega y bajo la sabanas se durmieron los niños y los niños grandes y los abuelitos chicos. Y nadie despertó jamás de aquel maravilloso sueño que era la muerte.
Aquella noche Violeta entró en su gran vehículo verde, encendió el motor y comenzó a recorrer aquel desierto de injusticias, de sueños infinitos y de soñadores infinitos. El silencio rellenaba huecos inmensos, y entre los huecos algún loco se quedaba dormido para siempre o le cantaba una nana a otro loco para que se durmiera en aquel silencioso desierto.
Un centenar de conductores todos dispuestos a cantar todas las nanas del mundo seguían a Violeta en sus grandes vehículos verdes.
A lo lejos el Rey de los Sueños estaba despierto y se dijo lanzar una nana al mundo para que todos los hombres y mujeres durmiesen para siempre y nunca despertar, y apreto el mágico botón grande y rojo. Y el Sueño llego a todos los hogares como una suave brisa veraniega y bajo la sabanas se durmieron los niños y los niños grandes y los abuelitos chicos. Y nadie despertó jamás de aquel maravilloso sueño que era la muerte.
3 comentarios
Anónimo -
Está claro de quien es y supongo que también está claro quién soy. Perdona por utilizar tu espacio para mis fines... pero es que yo no tengo blog. Un abrazo osocabrón
hormigade3pinzas -
mochuelo -