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TRANSEUNTE distraido

La Paciencia y el Tiempo.

El tiempo preguntó, con cara de equinoccio de otoño-¿Qué detiene al tiempo?- La Paciencia, meditó unos instantes y contestó -el infinito-. Al cabo de una hora ya El Tiempo se había escondido en su reloj de arena. La Paciencia se contempló tranquila en un espejo y meditó de nuevo la pregunta. -¿El infinito?- y quiso volar marcha tras en el tiempo, sin embargo, y para no precipitarse, permaneció sentada sobre un enigma durante horas.

Al cabo de los días, la pregunta que le rondaba por la cabeza se convirtió en una llave para abrir corazones. Y quiso sacar esta llave del corazón de manzana mordida de El Tiempo, pero El Tiempo con su eterna marcha de segundo tras segundo, se alejaba poco a poco. Ella, mientras, continuaba su caminar utilizando como senda las huellas de El Tiempo.

La Paciencia, conforme andaba, comenzó a sentir un dolor en su pecho sangrante, recordó entonces su herida, hecha, con una antigua llave que se rompió un día, en lo profundo de su alma. La Paciencia pese a su dolor infinito, continuó paciente en su camino, pero el terror y el dolor del corazón le relentizaron los pasos.

Aún, la Paciencia camina por una senda recorrida por El Tiempo. Quién sabe quién de los dos aguantará el trayecto infinito o si lo recorrerán juntos algún día. Quién sabe qué medicina cerrará la herida de una desesperanzada paciencia, que muere, poco a poco, víctima de llaves que un día, fueron preguntas.

2 comentarios

Nuria -

Es precioso este cuento!!!! Y si lo piensas no es tan lejano , irreal como parace al principio de comenzar a leer.
Me ha encantado: fantástico

inwit -

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