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TRANSEUNTE distraido

Resucitar

Transeúnte distraído se olvido de su memoria, corrió desnudo de frió, cabalgo entre las pompas de jabón del universo resbalo sobre su sombra y aplastándola observo sobre un destello de luz su palabra, vistiéndose de calor escribiose en la frente libre y feliz respiro, como, amo, y gozo...

10 comentarios

MariLuna -

pequeña, me ha gustado mucho. aquí tengo uno que hice la otra noche entre sueños y delirios de grandeza:
Un buen día un sabio lápiz blandió un escritor cualquiera y se dispuso a pintar fantasías de papel. Habló de palabras que no existían porque definían cosas de lápices que los escritores no entienden ni interesan. La herramienta supera al maestro y el maestro se hace herramienta para superar al superior. !También el sol nace para morir todos los días! El lápiz, ya acartonado por la edad y las duras pruebas de la vida, decidió que había llegado el momento de retirarse. Entonces ninguna palabra más fue escrita.

olalla -

No hay intención...conocí a Lucas, me dijo que le gustaba escribir, le dije que a mí tbn, y le propuse un intercambio...así que ná, Lucas, espero que me mandes algo prontito...un beso.
Marinaaaaaaaa!!!! qué pequeña que eres!!!! llámameee cuando quieras pa seguir canturreando!!!

Tartufo(Ale lucas la loca alias Baloo) -

Me gustaría que me dijeses la intención al colgarlo, para leer o para que la gente opine.

espiral -

Como te dije, te regalo un cuento por haberme dejao leer los tuyos. Cuídamelo bien, que le tengo cariño :) un beso a ti y otro pa mi Marinilla (no sé si se publicará, es mu largo)

Para colmo, ahí estaba ese hombre con cara de sapo, mirándole con esa expresión ridícula, con ese aire de reproche, a pesar de que se hubiese disculpado ya dos veces por su torpeza. La sensación de mareo empezaba a apoderarse de él como un dulce anestésico, se sentía flotar a unos centímetros del suelo, muy lejos del vagón de metro que seguía convulsionando su cuerpo con ese traqueteo molesto, muy lejos de la masa de gente agolpada a su alrededor, del tipo de expresión ridícula al que había pisado ya hacía un rato por pura distracción y que seguía ahí, con su anacrónico sombrero de fieltro y su abrigo escotado, con esa mirada de inquisidor, rumiando su indignación, masticándola a ratos para tragársela un segundo y vomitarla de nuevo. De pronto, sintió un enorme asco hacia ese tipejo absurdo y su sombrero desproporcionado, unas ganas locas de prenderlo por el cuello del abrigo y sacudirlo en el aire, de abofetearlo hasta hacerle sangrar por las mejillas. La gente, el balanceo del metro que no llegaba nunca a la estación de Núñez Prado, las náuseas, las palabras como un torbellino incomprensible, el vértigo, intentar pensar cómo se lo diría a Marta, cómo encontraría la manera de decírselo ahora que se acercaba a casa y sabía que las bolsas en los ojos, la hinchazón en los párpados iban a delatarle antes de que se atreviera siquiera a abrir la boca, a intentar explicar a su mujer lo que había ocurrido. Y, de nuevo, su pie sobre el de esa enorme cara de sapo... Cómo explicarle al tipo ridículo que a esas alturas su pie había dejado de pertenecerle, que hacía tiempo que había decidido ir por libre, que estaba fuera de control y que mejor pedirle cuentas al miembro interesado porque él apenas comprendía de lo que le hablaba el abrigo parlante, porque a él no le interesaba en absoluto lo que ese sombrero enorme tuviera que decirle. Cómo explicarle a ese hombre que se iba poniendo cada vez más colorado, que empezaba a manotear en el aire como loco, que se volvía hacia atrás gritándole a todos los pasajeros el agravio que su desafortunado pie le había hecho por dos veces, que efectivamente él no estaba ya en ese vagón de metro, aunque sí su cuerpo, su cuerpo torpe pisando a los viajeros, vengándose de él, disfrutando como un niño el estado de anarquía proclamado por su cerebro. Cómo explicarle que un pisotón tenía al menos el tiempo contado, que ambos saldrían del metro y que tarde o temprano el tipo del sombrero olvidaría la agresión y seguiría viviendo. Cómo explicarle que algo mucho más definitivo y más rotundo lo había sacado a él del vagón y de su cuerpo hacía rato, trasladándole a un territorio gobernado por la incertidumbre, a un espacio vacío en el que pisar a alguien carecía totalmente de importancia. En lugar de hablar, decidió retomar el control de su cuerpo, apretar con fuerza el pie del sapo con sombrero, escupirle su desesperación a la cara, explotar en un llanto ruidoso y desquiciado, observar la expresión atónita del tipo remilgado que huía a codazos entre la gente, alejándose asustado. La última imagen antes de bajar del metro fue la de un sombrero flotando al final del vagón, danzando en el aire, reconfortándolo por un instante.

alejo -

oyee¡
que este viernes hemos pensao ir al secadero que es un sitio de las afueras que ponen mu buen jazz y se esta muy agusto , de momento se vienen carlota , luigui , isa , marina y el que escribe, asii que transeunte distraido , ya sabes ; por cierto dile a nuria que si le apetece venirse

mariluna -

mimetismo: propiedad que tienen ciertos animales y plantas de adquirir una semejanza, principalmente en colores y texturas, a los seres u objetos inanimados entre los cuales viven.

lee tu correo -

lee tu correo. marina

Bahu Bamba Lelé -

Si es que te vas dejando to por toas partes, ay! qué no se dónde te vas a dejar la luz un día de estos.

Felcantu, el baloocas del sombrero gris -

MArina puedo utilizar tu casa el viernes por la noche?
Para la actividad.

marinita y alejandrito -

uooooooooooola estamos deseosos de leer que tiene que decir transeunte distraido acerca del clan alternativo y sus actividades de los viernes .
con amor de :
AMORtiguador y AMORfo

escribe ya so perro¡