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TRANSEUNTE distraido

Resucitar

Transeúnte distraído se olvido de su memoria, corrió desnudo de frió, cabalgo entre las pompas de jabón del universo resbalo sobre su sombra y aplastándola observo sobre un destello de luz su palabra, vistiéndose de calor escribiose en la frente libre y feliz respiro, como, amo, y gozo...

Mari Luna

Mari Luna lloraba como los patitos en el África, de inexistencia, y por dentro se crecía una realidad aburrida de cosas cotidianas que la consumía como azúcar en leche. Estaba realmente triste. La gran bandera de la soledad le cubría los pies y desnuda ella se congelaba ante el frió del no ser.
A un par aspiraciones de allí, un loco construía fantasías sobre muros de realidad, y pintaba sobre coches trozos de aviones.

Martillo en mano, tomo un camino irregular de curvas, y subido en un viento fresquito, corrigió el rumbo y llego hasta un patio de nubes. Pensó en Mari Luna pero no sabía que hacer, el pastel de helado era de sus mejores ideas pero la noche no tenía estrellas frías ni tiendas abiertas.

Continuara...

Qué opinas

Es complejo cómo trabajar en la ignorancia o el poder intentar ser mejor. Yo quiero ser mejor No mejor porque si,
sino mejor mejor.
Esforzarse por querer ser mejor, no por tener más dinero o por tener mejores resultados, o porque te quieran, sino por intentar ser mejor, ser de los buenos, no más.

Soy un incredulo

Conejos para alguien que pasa de ser algo a cero a construirse de cero. Quien me da una moneda que tengo hambre, quien esta seguro de algo que se me queja la inseguridad, y se me ciega la esperanza y se me cae el pie.

Nadie sabe que es verdad.-Se acostumbraron a mentir demasiado jóvenes- O soy un incrédulo.

Escayola veraniega

Escayola veraniega

Síntoma anormal del verano el ocio hueco.

Pies sudorosos por encima de la cabeza, bien altos, espalda dolorida pegada al sofá, sofá ahuecado.

brazo colgando, legañas, pupilas clavada en la pared, en techo, en viaje metafísico entre la memoria y la invención, luego cerebro hueco.

La Paciencia y el Tiempo.

El tiempo preguntó, con cara de equinoccio de otoño-¿Qué detiene al tiempo?- La Paciencia, meditó unos instantes y contestó -el infinito-. Al cabo de una hora ya El Tiempo se había escondido en su reloj de arena. La Paciencia se contempló tranquila en un espejo y meditó de nuevo la pregunta. -¿El infinito?- y quiso volar marcha tras en el tiempo, sin embargo, y para no precipitarse, permaneció sentada sobre un enigma durante horas.

Al cabo de los días, la pregunta que le rondaba por la cabeza se convirtió en una llave para abrir corazones. Y quiso sacar esta llave del corazón de manzana mordida de El Tiempo, pero El Tiempo con su eterna marcha de segundo tras segundo, se alejaba poco a poco. Ella, mientras, continuaba su caminar utilizando como senda las huellas de El Tiempo.

La Paciencia, conforme andaba, comenzó a sentir un dolor en su pecho sangrante, recordó entonces su herida, hecha, con una antigua llave que se rompió un día, en lo profundo de su alma. La Paciencia pese a su dolor infinito, continuó paciente en su camino, pero el terror y el dolor del corazón le relentizaron los pasos.

Aún, la Paciencia camina por una senda recorrida por El Tiempo. Quién sabe quién de los dos aguantará el trayecto infinito o si lo recorrerán juntos algún día. Quién sabe qué medicina cerrará la herida de una desesperanzada paciencia, que muere, poco a poco, víctima de llaves que un día, fueron preguntas.

La Verdad

El Sueño llego a todos los hogares como una suave brisa veraniega y bajo la sabanas se durmieron los niños y los niños grandes y los abuelitos chicos. Y nadie despertó jamás de aquel maravilloso sueño que era la muerte.

Aquella noche Violeta entró en su gran vehículo verde, encendió el motor y comenzó a recorrer aquel desierto de injusticias, de sueños infinitos y de soñadores infinitos. El silencio rellenaba huecos inmensos, y entre los huecos algún loco se quedaba dormido para siempre o le cantaba una nana a otro loco para que se durmiera en aquel silencioso desierto.

Un centenar de conductores todos dispuestos a cantar todas las nanas del mundo seguían a Violeta en sus grandes vehículos verdes.

A lo lejos el Rey de los Sueños estaba despierto y se dijo lanzar una nana al mundo para que todos los hombres y mujeres durmiesen para siempre y nunca despertar, y apreto el mágico botón grande y rojo. Y el Sueño llego a todos los hogares como una suave brisa veraniega y bajo la sabanas se durmieron los niños y los niños grandes y los abuelitos chicos. Y nadie despertó jamás de aquel maravilloso sueño que era la muerte.